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El coche eléctrico no es una invención reciente ni una promesa futurista. A principios del siglo XX, un tercio de los taxis de Nueva York circulaban sin una sola gota de gasolina.

 Sin embargo, esa primera ola de electrificación se esfumó casi tan rápido como llegó, arrasada por el auge del Ford T y el empuje imparable de la industria petrolera, apoyada por generosas políticas fiscales como la exención del 27,5% a las compañías del sector en 1926. En 1935, los eléctricos prácticamente habían desaparecido.
Casi un siglo después, la historia amenaza con repetirse. La diferencia es que ahora no se trata de una falta de innovación o tecnología, sino de voluntad política y visión a largo plazo.

En pleno siglo XXI, la transición hacia una movilidad más sostenible parece inevitable. La crisis climática, la mejora de las baterías y la proliferación de fabricantes de coches eléctricos abren un nuevo capítulo. España y gran parte de Europa están ampliando rápidamente su red de cargadores rápidos, tratando de cerrar la brecha entre autonomía y usabilidad. Pero en Estados Unidos, cuna de Tesla y símbolo de la movilidad moderna, el impulso hacia el futuro se ha visto frenado por políticas regresivas

La administración de Donald Trump no solo interrumpió un ambicioso plan federal de 7.500 millones de dólares para instalar estaciones de carga, sino que propone un impuesto anual de 250 dólares para los propietarios de vehículos eléctricos. Además, el expresidente ha ridiculizado públicamente los problemas de autonomía y cargadores, e incluso ha sugerido que conducir uno fuera de New Hampshire es casi una odisea.
Más allá de las decisiones políticas, hay un componente cultural que sigue pesando. En sus inicios, los coches eléctricos fueron percibidos como más femeninos por su conducción suave y silenciosa. Esa idea ha perdurado, como refleja la diputada republicana Marjorie Taylor Greene al afirmar que “no hay nada más americano que el rugido de un V8”. En este contexto, Elon Musk ha intentado redefinir la imagen del vehículo eléctrico con modelos como el Cybertruck, más agresivos y alineados con el imaginario masculino estadounidense. Sin embargo, su proximidad a Trump y la polémica política han pasado factura: Tesla ha sufrido una caída histórica en ventas a nivel mundial.

Mientras tanto, Europa sigue apostando por un modelo diferente, con ayudas públicas y una expansión progresiva de la infraestructura de carga. En España, cada mes se inauguran nuevas estaciones de carga rápida en corredores clave, y los objetivos de descarbonización del transporte están en el centro de las políticas de movilidad.
El coche eléctrico no necesita una segunda oportunidad: ya ha demostrado ser viable. Lo que requiere es el apoyo político, cultural y económico suficiente para consolidarse como la opción principal del siglo XXI. Si no aprendemos de los errores del pasado, corremos el riesgo de volver a enterrar una tecnología que no solo representa el futuro de la movilidad, sino una pieza clave en la lucha contra el cambio climático.

Desventajas actuales de los coches eléctricos
Aunque los vehículos eléctricos (VE) ofrecen muchas ventajas (como cero emisiones locales, menor mantenimiento o reducción de ruido), también presentan algunas desventajas importantes, especialmente en el contexto actual de infraestructura y tecnología. Aquí te resumimos las principales:

 1. Autonomía limitada
• Aunque ha mejorado mucho, la autonomía sigue siendo inferior a la de los vehículos de combustión.
• Algunos modelos más asequibles ofrecen autonomías entre 200 y 350 km, lo que puede ser insuficiente para viajes largos sin planificación.

 2. Infraestructura de carga insuficiente
• Falta de puntos de carga rápida, especialmente en zonas rurales o en países con menor inversión pública.
• Muchas personas no disponen de un punto de carga en casa o en el trabajo, lo que dificulta su uso cotidiano.

 3. Tiempos de carga elevados
• Aunque la carga rápida puede tardar entre 30 y 60 minutos, la carga completa en casa puede llevar entre 6 y 12 horas, dependiendo de la potencia contratada.

 4. Precio de compra elevado
• El coste inicial de un VE es más alto que el de un coche equivalente con motor térmico, a pesar de que el coste por kilómetro sea más bajo.
• Aunque las ayudas públicas pueden reducir este impacto, no siempre están disponibles o son suficientes.

5. Desempeño afectado por el clima
• Temperaturas extremas (especialmente el frío) reducen notablemente la autonomía y el rendimiento de la batería.

 6. Impacto ambiental de las baterías
• La producción de baterías implica extracción de litio, cobalto y otros minerales, lo que tiene un alto coste ambiental y social.
• Aún existen desafíos en el reciclaje masivo de baterías una vez que terminan su vida útil.

 7. Limitada oferta en ciertos segmentos
• La mayoría de VE disponibles están en los segmentos compacto o premium, con poca oferta en coches familiares baratos, todoterrenos asequibles o vehículos comerciales ligeros.

 8. Depreciación e incertidumbre tecnológica
• Algunos modelos se devalúan rápidamente debido al rápido avance tecnológico.
• Existe incertidumbre sobre la durabilidad real de las baterías a largo plazo (aunque las garantías suelen cubrir entre 8 y 10 años).

⚖️ Comparativa entre vehículos eléctricos, híbridos y de combustión
Característica                          Vehículo Eléctrico (VE)                    Vehículo Híbrido (HEV/PHEV)                 Vehículo de Combustión Interna (gasolina/diésel)
Autonomía              Media-baja (200–500 km, según modelo)               Alta (400–900 km combinando motor eléctrico y térmico)      Muy alta (600–1.200 km)
Tiempo de repostaje/carga           Lento (30 min a 12 horas)                 Rápido (repostaje) o medio si es enchufable (PHEV)                 Muy rápido (3–5 minutos)
Infraestructura necesaria      Cargadores específicos (calle o en casa)        Puede usar gasolineras y punto de carga                             Gasolineras abundantes
Coste de compra                         Alto (aunque bajando)                          Medio-alto                                                                                             Medio o bajo
Coste de uso/mantenimiento       Bajo (electricidad barata, pocos componentes)     Medio                                   Alto (combustible caro, más averías potenciales)
Impacto ambiental (uso)            Cero emisiones locales      Emisiones reducidas (HEV) o nulas en trayectos cortos (PHEV)               Altas emisiones de CO₂ y NOx
Impacto ambiental (fabricación)               Alto (extracción de litio, baterías)                      Alto-medio                                                           Medio
Desempeño en frío/clima extremo               Disminuye autonomía y eficiencia                 Menor impacto                                                    Estable
Experiencia de conducción      Silenciosa, rápida respuesta, sin marchas        Suave, aunque depende del modelo                         Tradicional, más ruido y vibración
Vida útil de la batería                   8-15 años, dependiendo del uso               Similar, aunque menos dependiente de ella (en HEV)           No aplica
Disponibilidad de modelos              Limitada, pero creciente                                  Amplia variedad                                                                  Muy amplia
Incentivos y ayudas                      Sí, en muchos países (impuestos, compra...)           Sí, pero menores                                                         En retroceso

 ¿Qué vehículo conviene más según el perfil de uso?
 Vehículo eléctrico (VE)
Ideal para:
• Usuarios urbanos o interurbanos con acceso a cargador en casa o trabajo.
• Conductores preocupados por el medio ambiente.
• Quienes hacen trayectos previsibles y de media distancia.
No recomendado para:
• Viajeros frecuentes de largas distancias sin infraestructura de carga adecuada.
• Zonas rurales sin cargadores.

 Vehículo híbrido (HEV/PHEV)
Ideal para:
• Quienes buscan un equilibrio entre eficiencia y autonomía.
• Conductores que hacen trayectos mixtos (ciudad y carretera).
• Usuarios sin acceso fácil a un punto de carga (HEV) o con trayectos cortos diarios (PHEV).
No recomendado para:
• Usuarios que pueden hacer todo el trayecto diario en eléctrico (en ese caso, mejor un VE puro).
• Conductores que no cargarían el PHEV: acabarían usando solo el motor de combustión.

 Vehículo de combustión
Ideal para:
• Conductores de largas distancias, especialmente en zonas sin infraestructura eléctrica.
• Usuarios que buscan bajo coste inicial o segunda mano.
• Necesidades específicas (alta carga, remolque, todoterreno extremo).
No recomendado para:
• Ciudades con restricciones a vehículos contaminantes.
• Conductores que buscan eficiencia a largo plazo.

¿ Quieres que te hagamos una recomendación personalizada según tu tipo de uso, presupuesto y ubicación?
Desde el CLUB DE INVENTORES te podemos hacer una recomendación personalizada, sólo necesitamos algunos datos clave sobre tu situación y tus hábitos de conducción. Por favor, respóndeme brevemente a estas pregunta y háznoslas llegar en el FORMULARIO de abajo:

 SOBRE TU USO
1. ¿Cuántos kilómetros sueles hacer al día o a la semana?
2. ¿Conduces sobre todo por ciudad, carretera o mixto?
3. ¿Haces viajes largos frecuentemente (más de 300 km seguidos)?

SOBRE TU ENTORNO
4. ¿Tienes acceso a un punto de carga en casa o en el trabajo?
5. ¿Vives en una zona urbana, rural o intermedia?
6. ¿Tienes restricciones de acceso en tu ciudad (zonas de bajas emisiones)?

 SOBRE TU PRESUPUESTO Y PREFERENCIAS
7. ¿Cuál es tu presupuesto aproximado para el vehículo?
8. ¿Te interesa más ahorrar a largo plazo o pagar menos ahora?
9. ¿Te importa mucho el impacto ambiental o es secundario para ti?

Con esas respuestas podremos decirte con precisión si te conviene más un coche eléctrico, híbrido, híbrido enchufable o de combustión, e incluso sugerirte algunos modelos según tu perfil. ¿Te animas a responderlas?