La industria nuclear, tradicionalmente asociada a procesos de alta precisión y exigencias de seguridad extremas, ha dado un paso significativo hacia la automatización avanzada con la introducción del robot humanoide Hoxo en las instalaciones de Orano Melox, en el sur de Francia.
Este proyecto, resultado de una colaboración entre Orano, empresa líder en el ciclo del combustible nuclear, y Capgemini, especialista en transformación tecnológica con inteligencia artificial (IA), representa uno de los primeros intentos sistemáticos de integrar un robot humanoide con capacidades cognitivas en un entorno industrial tan exigente.
Por qué Hoxo es una innovación disruptiva
Lo que hace singular a Hoxo no es solo su diseño humanoide capaz de imitar movimientos y gestos propios de un operario, sino la combinación de tecnologías avanzadas que permiten un nivel de autonomía y adaptabilidad poco común en robots industriales. Equipado con IA integrada y sensores avanzados, este robot no solo puede desplazarse de forma autónoma en un entorno complejo, sino también percibir y analizar situaciones en tiempo real, interactuar con herramientas y colaborar con equipos humanos en tareas técnicas y delicadas.
Una de las claves de su diseño es la capacidad de navegación autónoma y percepción visual, que le permite moverse de forma segura incluso en zonas donde los operarios deben prestar atención continua a su entorno. Además, Hoxo está programado para ejecutar manipulaciones precisas, desde mover pequeñas cargas hasta inspeccionar superficies en busca de contaminación o irregularidades.
Una colaboración estratégica para la industria nuclear
Este robot es el resultado de varios meses de desarrollo conjunto entre equipos de ingeniería de Orano y expertos en robótica e IA de Capgemini. La idea detrás del proyecto no es reemplazar a los trabajadores humanos, sino ampliar sus capacidades y reducir la exposición a riesgos físicos o ambientales potencialmente peligrosos.
Hoxo está siendo sometido a una fase de pruebas intensiva de cuatro meses en el centro de formación y operaciones de Orano Melox, donde se evaluará su capacidad para asistir en operaciones cotidianas y, sobre todo, en aquellas tareas que resultan repetitivas, agotadoras o con riesgo de exposición. Este tipo de asistencia puede ser especialmente útil en procesos de mantenimiento, inspecciones o trabajo en espacios reducidos donde la presencia humana implica un riesgo mayor.
Inteligencia artificial y robótica trabajando juntas
La integración de IA no solo mejora la autonomía del robot, sino que permite adaptar su comportamiento a situaciones imprevistas. Con capacidades de visión por computadora, Hoxo puede detectar objetos, reconocer herramientas y ajustar sus movimientos con precisión. Esta inteligencia contextual es fundamental para que el robot pueda trabajar “al lado” de técnicos especializados sin requerir programación manual constante.
Además, se espera que el robot aprenda progresivamente a través de la interacción con los operarios y los datos recopilados durante las pruebas, algo que podría traducirse en un aumento sostenido de su utilidad a medida que se perfecciona su entrenamiento.
Mejorar seguridad y eficiencia
En un ambiente como el nuclear, donde la seguridad es prioritaria, contar con un asistente robótico que pueda asumir tareas físicamente exigentes o peligrosas reduce la exposición humana a riesgos innecesarios. Esto puede traducirse en:
- Reducción de la fatiga física y mental de los equipos humanos.
- Mayor precisión en operaciones repetitivas o monótonas.
- Minimización de errores humanos en entornos críticos.
- Posibilidad de operar en zonas con restricciones de acceso por seguridad radiológica.
La introducción de Hoxo también responde a la necesidad de elevar la competitividad del sector y adoptar tecnologías que permitan modernizar infraestructuras industriales que, en muchos casos, llevan décadas operando con métodos convencionales.
Hacia una industria nuclear más automatizada
La prueba de Hoxo en Orano Melox no solo es una demostración tecnológica, sino también una señal de hacia dónde se dirige la automatización industrial. Robots humanoides con IA avanzada tienen el potencial de redefinir la forma en que se realizan labores en sectores sensibles desde la energía hasta la farmacéutica o la aeroespacial al ofrecer colaboraciones inteligentes entre humanos y máquinas.
Este hito también destaca la importancia de la colaboración interdisciplinaria, combinando la experiencia en manejo de instalaciones críticas con las capacidades de la inteligencia artificial y la robótica avanzada. Si las pruebas continúan con éxito, es probable que veamos más usos de robots de este tipo no solo en plantas nucleares sino también en otros sitios donde la precisión, la seguridad y la eficiencia son cruciales.









