Desde junio del 2025, todos los smartphones y tablets vendidos en la Unión Europea deberán mostrar una nueva etiqueta energética obligatoria, según el reglamento 2023/1669. Este cambio no solo busca informar al consumidor sobre el consumo de energía, sino también sobre la durabilidad, facilidad de reparación y resistencia de los dispositivos.
La iniciativa refleja el compromiso creciente de la industria tecnológica con el cuidado del planeta. Al incentivar la fabricación de dispositivos más duraderos y reparables, se reduce la generación de residuos electrónicos y se fomenta un consumo más consciente. En otras palabras, tanto fabricantes como usuarios están invitados a mirar más allá de lo inmediato y apostar por productos que respeten los recursos del planeta.
Este sistema sigue el modelo ya implantado en electrodomésticos y televisores y promete cambiar la forma de entender y consumir tecnología. Pero, ¿cómo se interpreta realmente esta etiqueta? Los expertos de la marca española SPC explican cada detalle:
Más allá de la batería: cómo leer la nueva etiqueta
Identificador del Producto: incluye marca, modelo y un código QR que enlaza con el Registro Europeo de Productos para el Etiquetado Energético (EPREL).
Clasificación energética: muestra la eficiencia del dispositivo de la A (menos consumo) a la G (más consumo). Factores como el procesador, la pantalla o la gestión de carga influyen en esta puntuación.
Duración de la batería: indica cuántas horas y minutos puede funcionar el dispositivo antes de necesitar recarga, bajo condiciones estandarizadas de uso.
Resistencia a caídas: evalúa la robustez del smartphone en una escala de A a E (A máxima). La normativa exige al menos 45 caídas sin funda ni protector. Las tablets están exentas de este requisito.
Índice de reparabilidad: mide la facilidad de reparación, desmontaje y acceso a información técnica, de la A (más fácil) a la E. Este índice busca promover la economía circular y alargar la vida útil de los dispositivos.
Vida de la batería: muestra la cantidad de ciclos de carga que puede soportar antes de perder capacidad. La normativa exige que las baterías mantengan al menos un 80% de su capacidad tras 800 ciclos. Marcas como SPC implementan sistemas de carga inteligente para prolongar la vida de las baterías.
Resistencia al polvo y al agua: basada en la certificación IP, que indica el nivel de protección frente a sólidos y líquidos. La normativa establece un mínimo de IP44 para smartphones y IP40 para tablets.
Número de regulación: código con el que el producto está registrado en EPREL.
SPC y su compromiso con la sostenibilidad
Con esta etiqueta, la eficiencia energética, sostenibilidad y reparabilidad se convierten en factores clave a la hora de elegir un dispositivo. El sistema permite comparar modelos fácilmente y tomar decisiones más responsables.
Marcas como SPC, con diseño y desarrollo íntegramente en España, ya han integrado estos estándares antes de su entrada en vigor, reforzando su compromiso con la sostenibilidad, la reparabilidad y el consumo responsable. Gracias a esto, los usuarios pueden elegir tecnología más duradera, eficiente y alineada con los valores medioambientales.









