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Un equipo liderado por el dermatólogo español Dr. Javier Romero, investigador principal del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBiS), ha logrado un hito que podría revolucionar el tratamiento de la alopecia: ratones completamente calvos han vuelto a desarrollar pelo gracias a una nueva terapia molecular experimental.

Este avance, publicado en la revista científica Nature Biomedical Research, supone un paso crucial hacia la regeneración capilar en humanos y abre la puerta a tratamientos más eficaces y duraderos para millones de personas afectadas por la pérdida de cabello en todo el mundo.

Según explica el Dr. Romero, el tratamiento se basa en una combinación de inhibidores epigenéticos y estimulación genética dirigida. "En los ratones con alopecia inducida, logramos reactivar los folículos pilosos que estaban en estado latente, promoviendo el crecimiento de nuevo pelo en zonas donde ya no existía actividad folicular", señaló el especialista.

Los ratones, que habían sido modificados para simular alopecia androgénica humana, empezaron a mostrar signos de regeneración capilar a los 7 días del tratamiento. A las 3 semanas, la mayoría de los especímenes presentaban una cobertura capilar completa y saludable.

El procedimiento consiste en una aplicación tópica que combina dos elementos:

  1. Un modulador epigenético que "desbloquea" genes silenciados relacionados con el crecimiento del cabello.
  2. Un vector viral modificado que introduce instrucciones genéticas para reactivar el ciclo de crecimiento del folículo piloso.

Ambos elementos actúan en sinergia para reiniciar el ciclo capilar, una acción que, hasta ahora, sólo había sido posible con técnicas agresivas o intervenciones quirúrgicas.

Aunque los resultados en modelos animales son prometedores, el Dr. Romero advierte que todavía es pronto para hablar de una cura definitiva para la calvicie. "La biología humana es más compleja, y aunque los mecanismos son similares, debemos realizar estudios clínicos rigurosos", afirmó.

Actualmente, el equipo trabaja en una fase preclínica con cultivos de piel humana y se espera que los primeros ensayos clínicos en personas puedan comenzar a finales de 2026, si se obtienen los permisos regulatorios necesarios.

El dermatólogo subraya que este descubrimiento no solo tiene implicaciones cosméticas. La alopecia, en muchas personas, tiene un fuerte impacto emocional y psicológico. "Devolver el cabello a quienes lo han perdido es, en muchos casos, devolverles también su autoestima y calidad de vida", indicó Romero.

Además, este hallazgo podría tener aplicaciones en pacientes oncológicos que han sufrido pérdida de cabello tras tratamientos como la quimioterapia, así como en personas con alopecias autoinmunes o cicatriciales.

Este logro posiciona a la dermatología española a la vanguardia de la investigación capilar mundial. Aunque aún hay camino por recorrer, el hallazgo del Dr. Romero y su equipo representa un rayo de esperanza para millones de personas que esperan una solución real a la pérdida de cabello.