En un acontecimiento que ha generado conmoción en la comunidad científica internacional, un grupo de astrónomos ha detectado posibles indicios de vida a 124 años luz de la Tierra, en un sistema estelar ubicado en la constelación de Pictor. El hallazgo, que aún está en fase de verificación, podría representar el indicio más cercano y sólido hasta la fecha de una forma de vida extraterrestre o, al menos, de un entorno potencialmente habitable fuera del Sistema Solar.
La señal fue detectada por el radiotelescopio MeerKAT, ubicado en Sudáfrica, como parte de una colaboración entre el Instituto SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence), el Observatorio Europeo Austral (ESO) y un equipo de astrobiólogos del MIT. Según el informe preliminar, se trata de una señal narrowband, es decir, extremadamente específica en frecuencia, lo cual es poco común en fenómenos naturales y suele ser una característica buscada en la búsqueda de tecnologías alienígenas.
El origen de la señal proviene de un sistema solar llamado "HIP 67522", una estrella similar al Sol que se encuentra a 124 años luz de distancia y que cuenta con al menos dos exoplanetas confirmados, uno de ellos ubicado en la "zona habitable", donde las condiciones podrían permitir la presencia de agua líquida.
A diferencia de emisiones comunes producidas por fenómenos cósmicos como púlsares, supernovas o ruido de fondo galáctico, esta señal posee un perfil espectral inusualmente constante y focalizado, lo que ha llevado a los científicos a descartarla como interferencia humana o fenómeno natural conocido, al menos en un primer análisis.
"La frecuencia es estable, y su patrón no se corresponde con ninguna emisión habitual de satélites, estaciones espaciales o dispositivos terrestres. Eso no significa que sea una señal alienígena, pero sí que merece una investigación mucho más profunda", explicó la astrofísica Dr. Miriam Coles, vocera del equipo internacional.
La famosa "señal Wow!" detectada en 1977 por un radiotelescopio en Ohio fue, hasta ahora, uno de los eventos más intrigantes en la búsqueda de inteligencia extraterrestre. Sin embargo, esa señal nunca pudo ser replicada ni localizada nuevamente.
En cambio, en el caso de HIP 67522, la señal fue recibida en múltiples ocasiones a lo largo de 11 días, lo cual permite un análisis más detallado y aumenta la credibilidad de que se trata de una fuente recurrente y no aleatoria.
Además, a diferencia de otros eventos anteriores, esta vez la señal parece modularse de forma leve, lo que sugiere algún tipo de patrón o codificación. Esta característica ha disparado hipótesis sobre una posible transmisión artificial o tecnológica.
Aunque el entusiasmo es grande, la comunidad científica es cautelosa. Por ahora, no se habla de un "contacto" ni de vida inteligente, sino de una anomalía astrofísica interesante que podría ser un indicador de tecnología alienígena (tecnofirma) o, más probablemente, una pista sobre la habitabilidad de uno de los exoplanetas del sistema.
“Lo más probable, en una perspectiva prudente, es que estemos ante un fenómeno nuevo, posiblemente natural, o ante una señal causada por una fuente tecnológica desconocida, no necesariamente alienígena”, indicó el astrobiólogo español Dr. Rafael Abellán.
Actualmente, telescopios en Australia, Chile y Hawái están coordinando observaciones cruzadas para verificar la señal y rastrear su origen con mayor precisión. El satélite TESS de la NASA y el próximo telescopio espacial James Webb también están siendo considerados para observar el sistema HIP 67522 y analizar su atmósfera en busca de biofirmas como oxígeno, metano o dióxido de carbono en concentraciones anómalas.
Más allá del ámbito técnico, el hallazgo reactiva uno de los debates más fascinantes del ser humano: ¿estamos solos en el universo? Y si no lo estamos, ¿qué tipo de civilización podría vivir a 124 años luz de nosotros?
Aunque la distancia hace imposible cualquier tipo de comunicación en tiempo real (un mensaje de ida y vuelta tomaría 248 años), el descubrimiento marca un avance en la forma en que definimos la vida, la inteligencia y nuestro lugar en el cosmos.
El astrónomo Carl Sagan escribió: "La ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia." Hoy, a casi medio siglo de su célebre frase, la humanidad podría estar más cerca que nunca de obtener esa evidencia.