Pin It

En el vasto paisaje digital que habitamos hoy en día, el símbolo "@" es omnipresente, una pieza fundamental de nuestro lenguaje en línea.

Utilizado para denotar direcciones de correo electrónico, identificar usuarios en redes sociales y facilitar la comunicación en diversas plataformas, este modesto símbolo ha trascendido su origen oscuro y se ha convertido en un elemento esencial de la comunicación moderna. Pero, ¿cuál es su historia? ¿De dónde proviene este misterioso símbolo?
Muchos viajeros que visitan el Museo del Vino de Vivanco en la Rioja se sorprenden con un cartel con alegorías del vino que incorpora también el símbolo de la @. Hasta ahí, nada excepcional, pero, lo curioso es que cuando miran la fecha de edición , se sitúa en 1934, es decir , entonces ni se soñaba con internet. ¿ Cómo es `posible que es te signo que hoy usamos cada día apareciera como elemento cotidiano antaño?
El símbolo "@" recibió su nombre actual de "arroba" en español, derivado del árabe "ar-roba", que significa "un cuarto". Este nombre hace referencia al antiguo uso del símbolo como una unidad de medida de peso en España y en otros países de habla hispana.
Durante el siglo XX, con el advenimiento de la era digital, el símbolo "@" encontró un nuevo propósito y una nueva relevancia. Con la creación del correo electrónico, Ray Tomlinson, un ingeniero informático estadounidense, decidió utilizar el símbolo "@" para separar el nombre del usuario de la dirección del proveedor de correo electrónico. Esta innovación revolucionaria permitió el desarrollo y la popularización del correo electrónico como medio de comunicación global.
En las décadas siguientes, con la explosión de Internet y el surgimiento de las redes sociales, el símbolo "@" se convirtió en un elemento icónico de la era digital. En plataformas como Twitter, Instagram y Facebook, el símbolo "@" se utiliza para etiquetar a otros usuarios, facilitando la interacción y la conexión en línea.
Hoy en día, el símbolo "@" es mucho más que una simple abreviatura comercial o una herramienta de identificación en línea. Ha evolucionado para convertirse en un símbolo de conexión, comunicación y comunidad en el mundo digital. Aunque su origen pueda ser oscuro y su evolución compleja, su presencia omnipresente en nuestra vida cotidiana es innegable, recordándonos constantemente la rica historia y la continua evolución del lenguaje humano.

Unidad de medida ampliamente utilizada en España
En el contexto español, la arroba se utilizaba como una unidad de medida de peso para productos como alimentos, líquidos y mercancías en general. Originalmente, la arroba española equivalía a aproximadamente 11,5 kilogramos. Sin embargo, es importante destacar que la arroba variaba en peso dependiendo del lugar y del tipo de producto que se estaba midiendo.
La arroba española se dividía en "libras", una medida de peso aún utilizada en algunos países de habla hispana. Una arroba española equivalía a 25 libras, y cada libra tenía una masa ligeramente superior a 460 gramos. Esta división en libras permitía una mayor precisión en la medición de productos, especialmente en transacciones comerciales.
A lo largo de la historia de España, la arroba se utilizó en una variedad de contextos. Por ejemplo, en el comercio de alimentos como la carne, el aceite y el vino, la arroba era una medida estándar ampliamente reconocida. También se utilizaba en la venta de textiles, metales y otros productos comerciales.
La importancia de la arroba en España se reflejaba en su presencia en documentos oficiales, contratos comerciales y registros de propiedad. Era una unidad de medida fundamental en la economía y el comercio del país, facilitando las transacciones y garantizando la equidad en las negociaciones.
Mas tarde, también se extendió por el resto de Europa .En esa época, los comerciantes venecianos desarrollaron un sistema de abreviaturas para agilizar la escritura de las transacciones comerciales. Y una de ellas fue la @.
Con el tiempo, el uso del símbolo "@" se extendió más allá del ámbito comercial y llegó a ser utilizado en la comunicación epistolar y en documentos oficiales. Sin embargo, su adopción a nivel global y su integración en la tipografía estándar tardaron siglos en materializarse.