Inventor: Fernando Llano Coll
Biografia:
Nació hace 72 años en Marruecos. Disfruta con los deportes y en general con el Balonmano y el Fútbol.
Invento:
El objeto de la invención es elevar el agua del mar varios metros sobre su nivel natural y embalsarla en un complejo arquitectónico construido en una parcela marina, compuesto por un enorme embalse con su piso más alto que el nivel del mar y edificios que albergan motores hidrostáticos, turbinas o cualquier otra maquinaria que produzca energía eléctrica, aprovechando el empuje que ejercen las toneladas de agua embalsadas mientras las hacemos regresar de nuevo al mar.
La ola entra en el ángulo formado por los dos muros divergentes , el dispositivo provoca su ruptura lanzándola hacia el litoral. El ángulo de los muros la encajona haciéndose cada vez más alta. Al entrar en el último tramo la especial arquitectura del pasillo y la tolva de admisión regulan su acceso al embalse y reenvían el sobrante al mar por detrás de los muros para evitar que frene la ola siguiente.
La invención pertenece al sector de la técnica que encuadra los sistemas que producen energía eléctrica sin usar combustibles y sin emitir residuos ni gases contaminantes, sino utilizando las fuerzas proporcionadas por la propia naturaleza que son limpias, constantes y gratuitas: el sol, el viento y el potencial cinético del agua embalsada en altura, agua que aquí se obtiene por el encauzamiento y elevación del oleaje oceánico y es el sector específico de la técnica donde se encuadra esta patente. Estado de la técnica Hasta ahora nadie ha podido aprovechar industrialmente a gran escala la enorme energía que se pierde en el movimiento de las olas.
Cientos de patentes ingeniosas pretenden aprovechar con un flotador gigante las subidas y bajadas de las mismas, pero la escasa potencia obtenida no compensa económicamente el entramado del proyecto.
El movimiento de las olas produce un efecto óptico ilusorio, pues dan la impresión de que grandes masas de líquido avanzan impetuosas en una dirección y es falso. La ondulación marina mueve las moléculas del agua en la misma dirección desde que se inicia la cresta de la onda hasta que comienza su declive, y después las empuja hacia atrás desde que se inicia el siguiente semicírculo inverso bajo el agua que pasa por el seno, valle o vano anticresta que se forma en la misma, describiendo un círculo casi completo abierto en cada paso de la ola. Por esta causa, un objeto flotante que al ser alcanzado por una ola sube y la acompaña un instante en su camino, retrocede al lugar donde estaba en cuanto la misma ha pasado de largo. El oleaje solamente transmite energía y forma, pero no empuje para impulsar el agua formando una corriente.
Mientras la velocidad de avance y la de retomo coinciden, las fuerzas formarán un círculo perfecto y no habrá el más mínimo transporte de agua por el oleaje, mas si el viento u otra circunstancia cualquiera desequilibra esta coincidencia de velocidades variando el cociente entre altura y longitud de onda, el círculo perfecto se va transformando en una elipse y se producirá ya un ligero desplazamiento de agua.