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Desde Toulouse, Francia – Una revolución silenciosa está echando raíces, mucho más allá de los surcos tradicionales. Impulsada por la startup Agronauts, fundada en 2025 por la bióloga espacial Camille Tissandier y el ingeniero en robótica Malik El-Haddad, esta joven empresa DeepTech está reinventando la agricultura para los entornos más hostiles: los desiertos… y las futuras colonias espaciales.

En la intersección entre la bioingeniería, la robótica autónoma y la resiliencia climática, Agronauts ha desarrollado una plataforma modular de agricultura autónoma llamada TERRA-1, diseñada para producir alimentos sin suelo, sin un clima estable y sin intervención humana constante.

Diseñada para Marte, probada en el Sahara

A medida que el cambio climático hace que muchas regiones del planeta se parezcan cada vez más a paisajes lunares, Agronauts adopta un principio tan simple como radical: “Si funciona en Marte, funcionará en cualquier parte”. Bajo esta lógica nace TERRA-1, un hábitat agrícola móvil, presurizado, autónomo en energía y gestionado por inteligencia artificial integrada. Este módulo incluye:

  • Un sistema de cultivo hidropónico en circuito cerrado
  • Una IA agrónoma adaptativa
  • Drones intracanópicos para monitoreo de cultivos
  • Infraestructura energética solar con baterías térmicas
  • Un exoesqueleto robótico interno para mantenimiento automatizado

Cada TERRA-1 puede alimentar hasta 80 personas de forma continua, con un consumo de agua inferior al 1 % del necesario en la agricultura convencional.

Primeros principios, resiliencia máxima

En lugar de adaptar los invernaderos tradicionales a climas extremos, Tissandier y El-Haddad optaron por un diseño disruptivo basado en primeros principios: ¿cómo producir biomasa alimentaria con el mínimo de energía, materiales e intervención? Así nació una granja inteligente, autosuficiente y transportable. La inteligencia artificial integrada no solo gestiona, sino que aprende. Gracias a una red de módulos TERRA-1 desplegados en entornos extremos (desiertos africanos, islas remotas, estaciones polares), el sistema utiliza aprendizaje por refuerzo para adaptar ciclos de cultivo, probar nuevas variedades genéticamente editadas y anticipar fallos antes de que ocurran.

Una misión doble: el planeta Tierra… y más allá

Agronauts ha captado rápidamente la atención de agencias espaciales como la ESA y la NASA, pero su tecnología también responde a desafíos urgentes en la Tierra: inseguridad alimentaria, sequía y migración climática. En colaboración con Médicos Sin Fronteras y el CNES, los primeros módulos TERRA-1 ya se están probando en el Sahel para alimentar campos de refugiados con logística cero de reabastecimiento. Al mismo tiempo, la empresa trabaja con SpaceX en una versión presurizada de TERRA-1, compatible con futuros hábitats lunares y marcianos.

Especificaciones clave

  • Autonomía: 12 meses sin intervención humana
  • Superficie cultivable: 200 m² por módulo
  • Producción: Hasta 1.000 kg de alimentos al mes
  • Sistemas inteligentes: IA adaptativa, mantenimiento robótico, predicción climática
  • Energía: Paneles solares bifaciales + batería térmica de sales fundidas
  • Movilidad: Transportable por dron pesado o rover autónomo

Hacia una expansión espacial y humanitaria
Con una financiación inicial de 3,5 millones de euros liderada por Breakthrough Energy Ventures y Blue Horizon, Agronauts prevé comenzar la producción industrial en 2026. Una nueva ronda de inversión Serie A está programada para finales de 2025, con el objetivo de desplegar 100 módulos en zonas críticas antes de 2027. Como resume su eslogan: “Cultivar lo imposible. En todas partes. Para todos.”