La innovación tecnológica ha llegado a un nuevo punto de inflexión en el sudeste asiático. En un movimiento que une robótica avanzada, vigilancia urbana y modernización del orden público, Tailandia ha presentado oficialmente su primer robot policía equipado con inteligencia artificial. Esta nueva incorporación al cuerpo de seguridad nacional no es solo una muestra del potencial tecnológico del país, sino también una señal clara de hacia dónde se dirigen las fuerzas del orden en una era marcada por la automatización y la digitalización.
El robot ha sido bautizado como ROBOSAR, una combinación de “robot” y “saranarak”, que significa “protección” en tailandés. Desarrollado por el Centro Nacional de Ciencia y Tecnología de Tailandia (NSTDA) en colaboración con la Policía Real Tailandesa y varias universidades tecnológicas del país, ROBOSAR es el resultado de cinco años de investigación e inversión pública y privada.
El prototipo se presentó por primera vez en una exhibición de seguridad en Bangkok a principios de junio de 2025. Robusto, de apariencia imponente pero no intimidante, y equipado con sensores, cámaras de alta resolución, sistemas de reconocimiento facial y una interfaz conversacional de voz, este robot ha sido diseñado para cumplir múltiples funciones de vigilancia, prevención del crimen y asistencia ciudadana.
Lo que realmente distingue a ROBOSAR de otros robots de seguridad presentados en el pasado es su inteligencia artificial de última generación, entrenada en varios idiomas y dialectos del sudeste asiático, con capacidad para detectar patrones de comportamiento sospechoso en tiempo real. Este sistema se apoya en modelos de aprendizaje automático que pueden reconocer expresiones faciales, gestos amenazantes y comportamientos agresivos o inusuales en espacios públicos.
Además, cuenta con un software de navegación autónoma, lo que le permite patrullar zonas designadas sin intervención humana directa, esquivar obstáculos y reaccionar ante situaciones emergentes, como una pelea en la vía pública o un robo en curso. También está conectado a una red nacional de vigilancia y puede transmitir información en tiempo real a los centros de comando de la policía.
El comandante general de la Policía Real Tailandesa, el general Chaiwat Khempetch, subrayó durante la presentación que “ROBOSAR no viene a reemplazar a los oficiales humanos, sino a complementar sus capacidades, permitiendo una respuesta más rápida, una vigilancia más constante y una mayor protección para la ciudadanía”.
ROBOSAR podrá ser desplegado en estaciones de tren, aeropuertos, eventos multitudinarios, centros comerciales y zonas de alto tránsito. En situaciones de emergencia, puede actuar como primer respondiente: detectar un incendio, alertar de una amenaza, o incluso guiar a las personas hacia salidas de evacuación usando señales visuales y de voz multilingüe.
El despliegue de ROBOSAR no ha estado exento de debate. Organizaciones de derechos civiles en Tailandia y fuera del país han expresado preocupación por el uso extensivo de tecnologías de reconocimiento facial y la posibilidad de vigilancia masiva sin supervisión adecuada.
El gobierno ha respondido afirmando que la implementación de los robots seguirá estrictas normas éticas y legales, y que todos los datos recogidos serán encriptados, almacenados bajo protocolos de privacidad y usados exclusivamente en investigaciones judiciales autorizadas. Además, se ha anunciado la creación de un comité de ética tecnológica que supervisará el desarrollo e implementación de estos sistemas en el país.
Tailandia se convierte así en el primer país del sudeste asiático en integrar formalmente robots policiales autónomos con IA en sus fuerzas del orden. La medida ha despertado el interés de gobiernos vecinos como Malasia, Vietnam y Singapur, que ya han enviado delegaciones técnicas para conocer el funcionamiento de ROBOSAR y evaluar su adopción.
La idea no es nueva. Países como Emiratos Árabes Unidos y China han realizado experimentos similares en años anteriores. Pero Tailandia ha sido el primero en diseñar e implementar un modelo nativo, escalable y adaptado a las particularidades culturales y urbanas del país.
En su fase inicial, ROBOSAR será desplegado en zonas piloto de Bangkok y Chiang Mai. Si los resultados son positivos, el programa se expandirá gradualmente a otras provincias. Está prevista una versión 2.0 en 2026 con mejoras en movilidad, autonomía energética (baterías más duraderas con energía solar integrada), y una IA aún más sofisticada capaz de intervenir en casos de fraude, tráfico ilegal o cibercrimen en tiempo real.
También se contempla la posibilidad de integrar drones autónomos como extensión aérea del sistema ROBOSAR, capaces de realizar persecuciones aéreas, búsqueda de personas desaparecidas y vigilancia de zonas de difícil acceso.
El surgimiento de ROBOSAR plantea preguntas profundas sobre el futuro de la seguridad urbana y el papel de la tecnología en la vida cotidiana. Para algunos, es un paso necesario hacia una ciudad más segura y eficiente. Para otros, es un recordatorio de que la automatización debe ir siempre de la mano con la ética, la regulación y la protección de los derechos individuales.
Lo cierto es que Tailandia ha dado un paso valiente, adelantándose a muchos países desarrollados en la integración real de IA y robótica en funciones públicas. ROBOSAR no es solo un robot: es un símbolo del futuro que se aproxima, y de una sociedad que, aunque aún humana, ya empieza a caminar de la mano con sus máquinas.